Si no se padece de ningún problema ocular o visual, en niños y adolescentes las revisiones oftalmológicas deben ser anuales y en los adultos cada 2 años, para detectar y prevenir posibles trastornos.
En el caso de que se tenga algún defecto visual o patología ocular, la frecuencia de las visitas dependerá de la naturaleza del problema: cada 3 meses en el caso de glaucoma (tensión ocular alta), cada 6 meses en pacientes diabéticos. Al menos una vez al año si necesitan gafas o son portadores de lentes de contacto, etc..